LA INDEPENDENCIA QUE NOS DEBEMOS
La historia oficial habla de una gesta patriótica que, con un comienzo simbólico anclado en la Revolución del 25 de Mayo de 1810, encuentra su culminación el 9 de Julio de 1816 con la Declaración de la Independencia en el marco del Congreso de Tucumán.
Pero este final es ilusorio, ya que los objetivos que se habían planteado los sectores populares de nuestro país aún en gestación jamás se vieron materializados en forma sólida y perdurable.
Así, contra los intereses del pueblo, se optó por un régimen centralista y unitario, rechazado por los partidarios de un gobierno democrático y federal, quienes recién pudieron imponer este modelo con la sanción de la Constitución Nacional de 1853.
Hoy entonces, más allá de la evocación vacía y la simple reseña histórica, se vuelve imperioso levantar la bandera legada por los genuinos padres de la Patria, y luchar día a día por consolidar el sueño de una Nación verdaderamente libre y soberana, como la anhelada por aquellos valientes prohombres.
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