martes, 3 de junio de 2008

Reflexiones de Jorge Falcone

La herida narcisista de Los Hermanos Lumière o
EL ROL DEL DOCUMENTALISTA EN UN MUNDO DE CÁMARAS ALERTAS


“… actualmente, por el peso social que tienen los medios, todo el mundo está obsesionado con ser un reporter de todo lo que pasa. Hay como una invitación implícita a que si algo sucede fuera de nuestra ventana, nos asomemos y lo grabemos, para ponerlo después al aire”.

George A. Romero,
director del notable film “Diario de los muertos”

“El 90% de todo es basura”

Theodore Sturgeon,
autor de la novela fantástica “Más que humano”

Irrupción de lo privado en la esfera pública

La última década del Siglo XX se inauguró con el desencanto de la utopía planteada por el socialismo real y la más generalizada desconfianza en la dirigencia política mundial. El impacto del descrédito por la cosa pública en favor de la privada no tardó en operar cambios notables: En el terreno de las ciencias sociales, el tradicional estudio de las epopeyas históricas cedería paso a una atenta consideración de la vida cotidiana en la recámara de sus protagonistas (sin ir más lejos, filmes como “El Perro Negro: Historias de la Guerra Civil Española”, de Péter Forgács recurre a la cinematografía familiar de dos personas alineadas en bandos antagónicos, para radiografiar elocuentemente el modus vivendi de los sectores en pugna) ; en el espacio mediático surgirían géneros híbridos destinados a paliar la gran anomia social, permitiendo al espectador asomarse a la intimidad del hombre o la mujer comunes como si la pantalla televisiva actual fuera una ventana que da a la casa del vecino. De buenas a primeras, la exclusiva y aparatosa herramienta tomavistas que registrara hace 112 años el arribo de una locomotora acromática y silente a la estación de Lyòn, de la mano de la Revolución Tecnológica ingresa al Siglo XXI convertida en un pequeño dispositivo capaz de capturar imágenes policromáticas, sonoras, instantáneamente exportables, cuasi imperecederas. Y todas esas capacidades… portables en la cartera de la dama o el bolsillo del caballero.

Una comunidad “en el lugar de los hechos”

Efectivamente, en la sociedad escópica que nos toca, tod@s registramos todo: El socialero que inmortaliza un cumpleaños de 15 hoy construye su relato a partir de la primera ecografía, así como el combatiente suicida minutos antes de reunirse con Alá se despide ante una cámara de la pequeña hija que no ha de conocerlo. El adolescente aburrido graba a la salida de su colegio el linchamiento de una compañera a manos de otras que la consideran excesivamente linda. El amante preciado de sí mismo envasa un apasionado encuentro sexual con su novia tan atento al ritmo amatorio como al encuadre de la web cam. El vecino paranoico graba y cuelga de la web granizos desopilantes, nevadas inesperadas, tornados que arrasan su barrio… no da abasto para capturar el variado espectáculo que ofrece el Apocalipsis ambiental en curso. El docente en huelga registra en las rutas patagónicas el derrumbe de un colega fusilado por la gendarmería y ofrece su testimonio como prueba irrefutable. El intendente de una paqueta localidad balnearia, judicialmente comprometido por un video que lo exhibe consintiendo sobornos, ha visto “Mentiras que matan”, de Barry Levinson, y aduce por ende que alguien lo agregó en la cinta. El dúo portorriqueño de reggaetón Calle 13 advierte en sus canciones a la policía que se cuide de cometer excesos… porque ahora el pueblo la enfrenta blandiendo un celular.

Y, como en un juego de espejos múltiples, el Séptimo Arte recoge el guante y lo narra. En el filme español de sci fi “REC” los protagonistas no conciben la posibilidad de enfrentar la epidemia que cunde sino a través del objetivo de una handy cam. Lo propio ocurre en la celebrada “Diario de los muertos” con un grupo de jóvenes que decide documentar la última plaga de zombis. Y otro tanto en la singular “Cloverfield”, irrupción de una criatura depredadora y colosal en la vida de un grupo de yuppies de Manhattan acostumbrados tan sólo a la estabilidad. En todos estos ejemplos la constante es: Apocalipsis y botella al mar dirigida “a quien corresponda”.

Pero la multiplicación de puntos de vista que media entre la única versión audiovisual del asesinato del presidente Kennedy y las decenas de cintas grabadas durante el 11-S, con marcar una tendencia democratizadora, no necesariamente garantiza la emergencia de nuevos relatos. En la era de los multimedios y la extrema concentración del capital, el poder goza de plena hegemonía discursiva (mientras se escribe este artículo, el primer mandatario norteamericano declara que fue engañado respecto a la existencia de las armas atómicas que justificaron la sangría del pueblo irakí, y sin solución de continuidad, que un triunfo demócrata y un eventual retiro de tropas del país hoy ocupado donde ayer nació la escritura bien podrían redundar en un nuevo atentado contra los EEUU… )
En nuestra latitud, al relato que sostiene que “de Alfonsin a los Kirchner Argentina evoluciona hacia su definitiva institucionalización y pleno bienestar” sólo se le oponen unas pocas voces marginales (en su mayoría portales de Internet como Vientos del Sur, AnRed, o Darío Vive)

Una paradoja digna de atención es que, bajo la monarquía de las imágenes, el auge del blog (bitácora digital) vuelve a entronizar las palabras. Abundan especialistas que sostienen que si Vietnam fue una “Guerra de la TV”, Irak es una “Guerra de los blogs”, ya que circulan en dicho universo muchas opiniones discordantes con el discurso oficial. También proliferan voces críticas: “No sé si la gente está preparada para tener a un millón de bloggers dando sus puntos de vista sobre todo lo que pasa. Lo que me parece peligroso es que muchas veces se trata de pura opinión, que pasa por información”; agrega el director de cine George A. Romero, empedernido detractor de la blogósfera. En Argentina, desde que cambiamos de milenio, parecen multiplicarse más discípulos de Raymundo Gleyzer que de Rodolfo Walsh.

Luche y Vuelve… El documental

En efecto, el auge del audiovisual de carácter documental que se registra en nuestro medio desde la crisis de 2001 ya ha insumido mucha tinta y papel a los especialistas. Y a los devotos del género viene ofreciéndonos alternativas tan variadas como el DocBas, el DerHumAlc, o el Festival Tres Continentes del Documental (que encara anualmente el Movimiento de Documentalistas), por nombrar unos pocos eventos especializados. Por su parte, la aparición de ciclos (como Ficciones de lo Real, que emite Canal 7 a cargo de Alejandro Fernández Mouján y Pablo Reyero) o canales específicos (como Encuentro, dependiente del Ministerio de Educación y a cargo de Tristán Bauer) también viene a ratificar la revalorización de esta particular mirada cinematográfica tan comprometida con la projimidad.

Ahora bien, ante la vigilia de cámaras descripta y la creciente apertura de espacios informativos habilitados para que el ciudadano de a pie se erija en un activo centinela del presente… qué lugar corresponde a los abnegados realizadores que adoptamos el quehacer de testimoniar la suerte de los otros como una profesión? Tal vez el de multiplicar espacios donde profundizar este debate, así como circuitos - analógicos (Cine Cosmos, Teatro de La Ranchería) o digitales (youtube, TV libre) - aptos para dotar de un público cada vez más numeroso a nuestras producciones. Resumiendo: Ante un enemigo imperial miserabilizado en todos sus valores, nuestra función pasa más que nunca por disputar el sentido de los relatos que circulan, apuntando a fortalecer la conciencia organizada de los pueblos y su moral de lucha por la transformación social.

Si la funcionalidad y el abaratamiento de costos acerca cada vez más la handy cam y la note book al hombre y la mujer comunes, el desafío de la hora será que quien los manipule se convierta en el Guamán Poma de Ayala digital. El Cronista de Indias de un siglo nuevo, en pos de una verdad tan antigua como la humanidad.-

Jorge Falcone

1 comentario:

Anónimo dijo...
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