El 20 de junio de 1820, cuando se cerraron los ojos de Manuel Belgrano, la futura República Argentina perdió a un bastión de su propia independencia. Habiendo sido General del Ejército del Norte, durante las posteriores guerras civiles se granjeó el disgusto de sus superiores por negarse en reiteradas oportunidades a combatir a las fuerzas federales. "Sirvo a la patria sin otro objeto que el de verla constituida", afirmó, y creó la Bandera Nacional con el propósito de unificar bajo sus colores a los luchadores por la libertad. Pero no llegó a ver su sueño materializado: irónicamente, murió el Día de los Tres Gobernadores (o de ninguno), en plena anarquía del año 20, pobre y olvidado. Su legado es inspiración para quienes, con humildad, intentamos a diario completar su obra. Descanse en paz, General.
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