lunes, 29 de julio de 2013

Cuando la fuerza de la razón fue apaleada por la razón de la fuerza


Hoy se cumplen 47 años de la aborrecible Noche de los Bastones Largos, violenta represión perpetrada por la Policía Federal contra estudiantes, graduados y docentes de la Universidad de Buenos Aires, quienes se oponían a la anulación del cogobierno universitario auspiciada por la dictadura de Onganía. El saldo: 400 docentes y estudiantes detenidos, 1.400 renuncias y la emigración de más de 300 académicos, con la que se inauguró la fuga de cerebros de nuestro país.

Gracias a la voluntad política, nuestra actualidad es muy diferente: se crean 9 universidades, de modo tal que todas las provincias cuenten al menos con una casa de estudios superiores; se constituye el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva; se repatrian a más de 1.000 científicos e investigadores mediante Subsidios Retorno del Programa Raices, Proyectos de Investigación y Desarrollo para la Radicación de Investigadores de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, y Becas de reinserción del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET); se aumenta 17 veces el presupuesto para las universidades y la investigación (2003-2013); y se amplían las instalaciones edilicias mediante el Programa de Apoyo al Desarrollo de la Infraestructura Universitaria de la Secretaría de Obras Públicas de la Nación; entre otros logros palpables de una Argentina que no quiere ni debe volver a la oscuridad de otros momentos de nuestra historia.

Es por eso que desde la Agrupación de Graduados María Claudia Falcone no sólo recordamos con pesar esta fecha nefasta, sino que los invitamos a defender las conquistas mencionadas y a redoblar el esfuerzo por garantizar que la ciencia y la tecnología sigan siendo prioritarias para el desarrollo nacional: los tiempos del vaciamiento deben quedar definitivamente atrás.

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